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TELEFÓNICA

TELEFÓNICA Nace la Compañía Telefónica Nacional de España
El 19 de abril de 1924 se constituyó en Madrid la Compañía Telefónica Nacional de España como sociedad anónima,participada por la International Telephone and Telegraph Corporation (ITT) de Nueva York.
Todos estos años de historia tienen una antehistoria de otros cincuenta, que se remonta al último cuarto del siglo XIX. Un Real Decreto de 1884 estableció en España el monopolio del servicio telefónico a favor del Estado, y en 1886 se autorizó su explotación a particulares.
En este marco se creó la Compañía Telefónica Nacional de España. Un Real Decreto firmado por el rey Alfonso XIII cuatro meses después, en agosto de 1924, autorizaba al Gobierno a contratar con la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) la organización, reforma y ampliación del servicio telefónico nacional. A consecuencia de esto, se firmó el primer contrato entre el Estado y la CTNE, según el cual éste cedía a la nueva empresa, mediante la adecuada valoración, todas las instalaciones y líneas que explotaba directamente, además de todos los derechos de las concesiones existentes, que pasarían a formar parte de ella a medida que fuesen acabando sus licencias.
Servicio público (1924-1966)
Al poco tiempo de su fundación la Compañía Telefónica se había hecho con todas las concesiones excepto dos, que se prolongarían en el tiempo: la red de Guipúzcoa, que no caducaba hasta 1950, y la urbana de San Sebastián, de concesión ilimitada.
De los primeros años de su actividad, destaca un vigoroso esfuerzo de expansión del servicio, se pretendía introducir el servicio automático en las principales ciudades.
Otro gran acontecimiento de finales de los años veinte fue el de las comunicaciones telefónicas transatlánticas. En 1928 Alfonso XIII y el presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, inauguraron el servicio entre España y Estados Unidos. Un año después se inauguró oficialmente el edificio sede de la Compañía, en la Gran Vía madrileña, que durante décadas sería el más alto de la capital.
La llegada de la República, en 1931, supuso para Telefónica una serie de complicaciones al cuestionarse la legalidad del contrato firmado con el anterior Estado y solicitarse su anulación. Este contencioso quedó zanjado definitivamente en diciembre de 1932, bajo el Gobierno de Manuel Azaña.
En 1945 el Gobierno decidió que las acciones de la CTNE propiedad de la International Telephone and Telegraph Corporation pasaran a ser propiedad del Estado. Este hecho tuvo dos consecuencias favorables para Telefónica como empresa: el nuevo régimen de remuneraciones al personal y el ansiado reajuste de tarifas que se venía reclamando desde hacía varios años. Pero la nueva relación entre Telefónica y el Estado también iba a exigir la revisión de las posiciones de ambas partes, y a esto exactamente respondía el nuevo contrato que entró en vigor en diciembre de 1946.

En 1950 la plantilla de la empresa había aumentado hasta 14.723 empleados, y al final de este trienio se consiguió redondear el primer millón de teléfonos en España, cifra que sólo habían alcanzado once países en el mundo. Sin embargo, no se lograba superar la demanda y, al acabar 1954, quedaban más de 200.000 peticiones a la espera de teléfono. En 1956 se inauguró el cable coaxial Madrid-Zaragoza-Barcelona y el servicio internacional siguió acortando distancias; en 1957 se podía comunicar ya con 107 países del mundo.
En la década de los sesenta se produjo el despegue industrial, consecuencia de los Planes de Desarrollo, y Telefónica hubo de responder a la nueva situación. La CTNE era ya la primera empresa del país, con 100.000 accionistas, 20.000 millones capital y 32.000 empleados en su plantilla. La expansión era continua y cada vez más rápida. Su solidez financiera se vio respaldada por el éxito de las sucesivas ampliaciones de capital con las que la empresa hacía frente a proyectos muy ambiciosos. En agosto de 1965 se inauguraba el cable submarino Pencan-1, entre San Fernando (Cádiz) y Santa Cruz de Tenerife, considerado como el de mayor capacidad del mundo.
Por aquel entonces, de los 78.124 teléfonos existentes, el Estado explotaba el 28%, las corporaciones locales un 9%, las empresas concesionarias importantes el 33%, y el 30% restante, pequeños concesionarios particulares. En medio de todo este conglomerado, Telefónica asumía el más difícil de sus retos: organizar el servicio telefónico.
Actualmente, telefónica se sitúa entre los primeros puestos de la telefonía en España, tanto en teléfonos fijos como móviles, a pesar de las duras campañas publicitarias de la competencia (tele2), y a la gran competencia con otras compañías (vodafone).
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